El Arsenal se hizo este martes con su primera victoria esta temporada en la UEFA Champions League, ante el Montpellier (1-2), tras remontar en tan solo dos minutos un gol de penal que había adelantado a los locales.
El alemán Lukas Podolski y el marfileño Gervinho resolvieron un duelo que el marroquí Younés Belhanda había puesto de cara para los franceses, que generaron más ocasiones de gol que un Arsenal que terminó el encuentro agobiado por las arremetidas de los galos.
El exdelantero del Montpellier se enfrentó a sus antiguos compañeros con el apoyo desde la banda izquierda de otro de los nuevos fichajes del Arsenal, el zurdo Podolski, y con el español Santi Cazorla escoltándole por detrás.
Los de Wenger, que llegaban animados por su última goleada en liga (6-1 frente al Southapton), iniciaron su camino europeo un tanto confiados y dieron un mal paso nada más comenzar el partido, al conceder un penal ante un rival que esta temporada ha bajado el listón de su fútbol tras deslumbrar a Francia la pasada campaña.
A los diez minutos de juego, el internacional marroquí Younés Belhanda se benefició de una defensa desprevenida para introducirse en el área con el balón en los pies, un control que duró hasta que el capitán gunner, el belga Thomas Vermaelen, lo barrió para cortar la jugada.
El mismo centrocampista, de 22 años, hizo acopio de sangre fría desde los once metros y engatusó al guardameta italiano Vito Mannone, que sustituía al lesionado Wojciech Szczesny y que se lanzó hacia la derecha mientras Belhanda enviaba un balón blando, bombeado, al centro de su portería.
Apenas dos minutos después, el marfileño Gervinho remató a la red un balón desde el centro del área pequeña que enderezaba definitivamente el encuentro para los visitantes.
Fue el propio Gervinho el que generó la oportunidad que terminó subiendo al marcador, al iniciar una jugada en la banda derecha para dejar el balón al finlandés Carl Jenkinson, que arrastró a parte de la defensa francesa hacia el lateral del área y trazó después un centro raso para que el marfileño solo tuviera que poner la bota y empujar el balón a gol.
El Montpellier no se vino abajo con la desventaja, sino todo lo contrario, y los de René Girard decidieron asumir el peligro de lanzarse al ataque a costa de dejar espacios en la retaguardia.
Los franceses acumularon varias ocasiones de gol durante el final del primer tiempo y el segundo, pero su reiterada falta de fortuna y de precisión salvó en diversas ocasiones a los Gunners.
El Arsenal, por su parte, sacó a relucir su espíritu más pragmático y ralentizó su fútbol para conservar su mínima ventaja hasta el pitido final.
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